La constante es la incertidumbre (alguna pregunta preñada de más preguntas), más que la propia conquista de la afirmación. Estas obras pretenden generar un desenfoque en lo estructurado. Son instalaciones, fotografías y pinturas cuyos múltiples sentidos quizás escapan a la primera vista, se disuelven en el azar. Este es un intento por materializar el vacío. Son obras que se despliegan paulatinamente, por trocitos. Deambulan en la dificultad de ser verbalizadas, ficcionan micro mundos. Son inevitablemente proyecciones caprichosas del cotidiano que desenfocan la mirada estática. Es importante el silencio de lo que no se ha dicho.